Los únicos locales de hostelería accesibles desde la calle existentes en el ámbito de estudio son los ocho establecimientos de franquicias transnacionales de comida rápida: tres Burger King, dos McDonald's, un Carl's Jr, un Taco Bell y un Popeyes.
Los únicos locales de hostelería accesibles desde la calle existentes en el ámbito de estudio son los ocho establecimientos de franquicias transnacionales de comida rápida: tres Burger King, dos McDonald's, un Carl's Jr, un Taco Bell y un Popeyes.
Atendiendo a su situación, se pueden clasificar en tres grupos. Un ámbito norte donde se sitúan cuatro establecimientos vinculados a la avenida de los Poblados: un McDonald's en contacto directo con la avenida (abierto en 2008) y un Burger King (2016), un Taco Bell (2021) y un Popeyes (2022) en la calle Hilario Herranz Establos. Un ámbito este donde se sitúa un establecimiento en la autovía de Toledo o A-42: un Burger King abierto en 2012. Y un ámbito sur donde se sitúan tres establecimientos vinculados al centro comercial Islazul en las calles de la Calderilla y del Thaler: un McDonald's, un Burger King y un Carl's Jr (todos abiertos en 2018).
Desde la perspectiva catastral, estos ocho lugares se configuran de dos formas: o bien en una parcela independiente situada en una vía secundaria (seis de los casos) o bien formando parte de una estación de servicio situada en el viario principal (dos de los establecimientos).
En el primer caso, se trata de parcelas de entre 1.200 y 2.100 m
2 de superficie* en las que se materializa el modelo genérico de forma ortodoxa: una tipología arquitectónica de edificios en planta baja situados en el interior de la parcela, con uno o dos de sus lados dotados con espacios libres estanciales y rodeados de áreas de aparcamiento y un circuito viario interno para el autoservicio desde el vehículo.
* El tamaño de las parcelas sugiere que la exclusividad en el ámbito de este tipo de espacios de hostelería de franquicias transnacionales no se debe únicamente a su condición pionera, sino a que en la ciudad capitalista solo esta clase de empresas parecen poder permitirse adquirir y rentabilizar este tipo de solares en las nuevas urbanizaciones periféricas.
En el segundo caso, los espacios que ocupan dentro de las estaciones de servicio parece más variable y proporcional al tamaño de la parcela en la que se sitúan, ocupando aproximadamente 550 y 1.250 m
2 cada uno de los dos establecimientos. Así mismo, la parcela compartida no siempre permite que el modelo se materialice de forma ortodoxa, pudiendo ser edificios exentos o unidos a los de la estación de servicio y pudiendo disponer de alguno de los elementos con un mayor tamaño, como el aparcamiento compartido del McDonald's en la estación de servicio de la avenida de los Poblados, o no disponer de otros, como en el caso del Burger King en la estación de servicio de la autovía de Toledo, que no dispone de terraza.
En términos de forma de contacto con el espacio público, una cuestión de máxima relevancia es la disposición del circuito viario interno para el autoservicio desde el automóvil. Tres de los casos resuelven este circuito manteniendo el contacto peatonal del edificio con la vía pública (el Taco Bell y el Popeyes de la calle Hilario Herranz disponiendo los espacios de terraza en contacto con la vía y el McDonald's de la calle de la Calderilla solo con una superficie peatonal sin elementos estanciales), mientras que en los otros cinco casos el circuito viario rodea completamente al edificio y a sus espacios peatonales anexos, por lo que las terrazas se sitúan a cierta distancia de la calle aunque manteniendo el contacto visual.
La presencia de estas terrazas es otro de los elementos con un impacto urbano sensible, ya que todos los restaurantes, salvo en el caso del más pequeño que además forma parte de una estación de servicio, disponen de espacios estanciales exteriores, siempre con mesas y sillas y normalmente con pérgolas o sombrillas protectoras. Un conjunto de elementos que complejiza los exteriores de las edificaciones explicitando una voluntad recibidora y estancial y que hace que aporten una importante vitalidad urbana a sus contextos de un carácter muy diferente al del resto de piezas y programas que los componen.
Otra de las cuestiones fundamentales que definen a estos locales son los horarios amplios y continuos. En el caso de los establecimientos del ámbito de estudio, su apertura se produce entre las 11:00 y las 12:30 y su cierre entre las 23:30 y las 00:00 de lunes a jueves y entre las 00:00 y las 01:00 los viernes y sábados. Aunque hay dos excepciones: el Burger King de la calle Hilario Herranz, que cierre a la 01:30 entre semana y a las 03:00 los fines de semana, y el Burger King de la autovía de Toledo, que cierra a las 05:00 entre semana y abre las 24 horas los fines de semana. En realidad, el interior de estos dos establecimientos cierra antes como en el resto de los casos, pero continúan abiertos sirviendo únicamente a través de la ventanilla del autoservicio y, como precisamente en estos dos casos permiten el pedido también a pie, en patinete o en bicicleta, hay que considerar que este es su horario de apertura e influencia.
En este sentido, en lo relativo a la noche también es necesario mencionar el papel de los grandes tótems con los logos comerciales iluminados de los establecimientos de comida rápida, una conexión entre las formas arquitectónicas que despliegan estos establecimientos y sus contextos metropolitanos que determina profundamente la percepción de los mismos.
Dado que la forma de empaquetamiento de la comida y la bebida es una cuestión fundamental en todos estos lugares, siempre "para llevar", ya sea desde el mostrador a la mesa o hacia cualquier otro sitio fuera del local, es muy importante el contexto urbano con el que pueden
hacer máquina cada uno de estos establecimientos. En este sentido, en el caso de los cuatro locales del ámbito norte se produce una relación muy intensa entre estos y los espacios públicos anexos del Anillo Verde Ciclista y del jardín de los Pozuelos, una simbiosis que también se produce entre el establecimiento de la autovía de Toledo y la estación de servicio donde se sitúa y los espacios de sus alrededores. Sin embargo, los tres establecimientos situados en el entorno del centro comercial Islazul parece que generan menos actividad en sus alrededores porque en su entorno más inmediato no hay espacios públicos o privados de carácter estancial para poder ir a comer, además de que en este caso, los tres establecimientos están más desvinculados de una vía principal y tienen una condición de apéndice del centro comercial, pues da la impresión de que la gran mayoría de gente que los frecuenta va o viene del mismo. Aún así, aunque no sea tan explícito como en otros casos, estos locales también participan del impacto en los usos estanciales que acoge el ámbito en general y que, como se verá en otros apartados, implica que en todos sus espacios se puedan observar sus restos.
Además, una diferencia muy relevante entre los ocho casos analizados es la política de gestión del autoservicio. Por una parte, en términos de horarios, ya que si la ventanilla del autoservicio funciona más allá del horario de apertura del interior del local aparece la posibilidad de sentarse y utilizar la terraza una vez cerrado el establecimiento para el consumo de la comida adquirida (una cuestión observada normalmente en el Burger King de la calle Hilario Herranz), más allá de que al tratarse de un espacio abierto, estas terrazas puedan asumir usos no relacionados con el consumo de sus productos durante toda la franja horaria en la que no están en funcionamiento (un uso que se observó, sobre todo, en el McDonald's de la avenida de los Poblados). Por otra parte, en términos de si se permite o no el servicio a las personas no motorizadas, ya que en los dos casos en los que se da ese funcionamiento más allá del horario interior, ambos sirven también a las personas que llegan a pie, en patinete o en bicicleta, una política que no es habitual y que transforma por completo los flujos que generan estos lugares y su impacto en la escala local de los barrios cercanos.
Por último, además de su programa como restaurantes en los que se produce la venta y el consumo de productos de comida y bebida y que implica la existencia de espacios estanciales y de servicios, tecnologías y condiciones ambientales asociadas al desarrollo de este uso, estos lugares también acogen prácticas ciudadanas no previstas. En este sentido, durante el trabajo de campo fueron identificados los siguientes usos informales:
- Por una parte, hacer uso de las instalaciones sin consumir, una cuestión que incluye ir al aseo, sentarse en el mobiliario interior o en el exterior de las terrazas, conectarse a la red wifi, recargar aparatos electrónicos en los enchufes, consumir productos adquiridos fuera del local o servirse en las máquinas de autoservicio de bebidas (cogiendo un vaso de alguna mesa o papelera o rellenando vasos o botellas traídas de fuera).
- Por otra parte, están las acciones implícitamente prohibidas, como sacar el mobiliario del interior del local a las terrazas, rebuscar en la basura tickets de compra para obtener ofertas o llevarse las bandejas para transportar la comida a las zonas de pícnic y dejarlas tiradas en cualquier lugar, así como aquellas actividades que son directamente ilegales en cualquier caso, como fumar porros en la terraza.
Además de los usos informales que forman parte de los itinerarios y métodos de supervivencia de las personas sin hogar (y que se tratan en el
apartado 2), el caso más significativo observado durante el trabajo de campo fue el de un grupo de tres chicas adolescentes que se reúnen prácticamente a diario en algún momento de la tarde en el Burger King de la calle Hilario Herranz Establos. El uso del establecimiento que se observó por parte de este grupo es completamente informal, ya que pasan largos períodos de tiempo sentadas en su terraza (hablando y utilizando los móviles), conectadas al wifi, consumiendo bebidas traídas de fuera o rellenando sus propias botellas en la máquina de autoservicio de bebidas y nunca fueron vistas consumiendo productos del local (aunque sí se les observó haciéndolo en el McDonald's de la avenida de los Poblados, por lo que es probable que también en este Burger King consuman algo en alguna ocasión). La naturalidad con la que habitaban el espacio expresaba que lo percibían casi como doméstico, en una relación que fue descrita por ellas mismas en una conversación escuchada uno de los días cuando, durante una retransmisión en directo en una red social (se desconoce si Instagram, TikTok u otra) y ante 71 personas conectadas, una de las chicas le explicaba a otra adolescente desconocida que "yo es que siempre estoy aquí, en el burguer de Poblados" remarcando más tarde que "nosotras siempre bajamos así, tía, aquí, en el burguer de Poblados". Por supuesto, existen muchas perspectivas de análisis urbanístico y socioeconómico que pueden contextualizar críticamente esta realidad, pero de lo que tampoco hay duda es de que un espacio global y genérico es también un lugar.
A parte de estas prácticas informales, hay además otros usos que son significativos porque implican que el ambiente es de una permisividad muy elevada, pudiendo observarse actividades y actitudes difíciles de ver en otros restaurantes o locales de hostelería asimilables, como niñes corriendo y jugando encima de las mesas, adolescentes gritando, lanzándose cosas o grabando
tiktoks y haciendo directos en streaming, o jóvenes y adultos cantando y dando palmas alrededor de una mesa.
Así, aunque los usos informales o singulares que son capaces de acoger tengan una importancia trascendental en la capacidad de acogida y en la funcionalidad social de estos espacios, lo más destacable en el caso de los existentes en el ámbito de estudio es que se trata de lugares de convivencia donde son tan relevantes los usos informales como los formales, ya que acogen una mezcla social ciertamente singular en el que las comunidades subalternizadas están siempre presentes y son la mayoría por norma general en cualquier momento del día, una realidad muy difícil de observar en otros locales de hostelería que no sean propios de cada una de esas comunidades.
Esta condición de espacios estanciales capaces de ser apropiables-territorializables por comunidades subalternizadas (en este caso, principalmente la gitana y la adolescente) representa una singularidad muy destacable y, si bien comienza a haber
estudios sobre el uso y la situación de estos locales en barrios de clases trabajadoras empobrecidas, es posible que las cualidades propias de estos lugares en términos de autogestión, falta de control y espacialidad genérica* tengan un peso relevante a la hora de explicar esta cuestión.
* En la página web del proyecto Espacios globales, ¿refugios urbanos? puede consultarse un análisis más detallado realizado hace unos meses sobre un caso muy diferente, los establecimientos de este tipo situados en el entorno de la Sagrada Familia en Barcelona, pero con elementos comunes y en el que se comparten algunas hipótesis sobre el papel en la aparición de usos informales que juegan algunos elementos básicos como el mostrador-frontera, la presencia o no de control activo por parte del personal o la condición global y genérica de estos espacios.
Además, esa mezcla social siempre conformada por una mayoría de alguna minoría adquiere otra relevancia si se piensa que, por ejemplo en el caso de las cuatro franquicias de comida rápida situadas junto a la avenida de los Poblados, simplemente cruzando la calle, los tres restaurantes que hay están siempre llenos, pero de gente paya y adulta casi exclusivamente. Sólo en el restaurante chino (con muchas características diferentes, pero también alguna similar) hay normalmente algunas personas de la comunidad gitana y de la de origen latinoamericano.